Shackleton-1913
Shackleton (derecha) acampado junto al fotógrafo Frank Hurley tras la pérdida del Endurance. |
La expedición de Shackleton, una historia de Supervivencia
Tumba de Sir Ernest Shackleton en Grytviken, Georgia del Sur. |
Tras su fallecimiento la prensa lo ensalzó, pero pronto su recuerdo cayó en el olvido mientras la reputación heroica de su rival Robert Scott permanecía en lo más alto durante décadas. Shackleton fue «redescubierto» a fines del siglo XX y pronto se convirtió en una figura de culto y un modelo de liderazgo a seguir como alguien que, en circunstancias extremas, mantuvo unido a su equipo en una historia de supervivencia descrita como «increíble».
Principales protagonistas:
Sir Ernest Shackleton: Comandante de la expedición. Irlandés.
Frank Wild: Segundo jefe de la expedición. Inglés. Hombre
de recia contextura física. Era suave en el hablar y movimientos serenos en la
superficie, pero poseía una especie de dureza interior. Había sido uno de los
tres compañeros de Shackleton en la expedición del Nimrod de 1908-09 al Polo, y
Shackleton sentía un enorme respeto y una gran simpatía por él. La lealtad de
Wild hacia Shackleton no podía dudarse y su carácter tranquilo y hasta cierto
punto poco imaginativo constituía el perfecto contrapeso para el carácter excéntrico
de su jefe. La accesibilidad de Wild y, en general, sus características
personales, ayudaron a Shacklenton a mantener ciertas distancias con la
tripulación y a preservar un aura de autoridad frente a ellos.
Frank Worsley: Capitán. Neozelandes. Como Shackleton, Worsley
estaba cautivado por el romanticismo y la aventura que suponía la expedición a
la Antartida. Aunque Shackleton le calificaba en ocasiones como errático y poco
practico, confiaba en su experiencia naval, pero dudaba de su capacidad para
dirigir personas. A pesar de estos defectos, su lealtad y su habilidad en el
mar se probaron valiosísimas desde el momento en que el Endurance partió de Inglaterra.
Frank Hurley: Fotógrafo. Australiano. Era un aventurero
tozudo y voluntarioso. Viaja a la Antartida en la expedición de Mawson de 1912.
Además de ser un fotógrafo muy bueno, era un experto en vida al aire libre y en
supervivencia. Podía construir o improvisar las herramientas y equipamientos
necesarios con cualquier material que tuviera a mano. Era muy consciente de sus
habilidades y capacidades, por lo que a menudo lo consideraban arrogante. A bordo
del Endurance, su apodo era "El Príncipe".
Henry McNish: Carpintero. Escocés. Fue una de las
personas que más chocó con Shacklenton. Aunque era bastante difícil tratar con
él, la tripulación respetaba su talento como carpintero y sus muchos años de
experiencia en navegación.
1. Viaje hacia el Sur:
El 8 de agosto de 1914 el Endurance parte de Piymouth
hacia Buenos Aires. El Endurance liega a Buenos Aires el 9 de octubre de 1914.
Shackleton decidió dirigir el barco hacia la isla Georgia
del Sur, donde se encontraba el pueblo ballenero de Grytvyken. Llegan el 5 de
Noviembre de 1914.
2. Estancia en Georgia del Sur:
En Georgia del Sur Shackleton se encuentra con nuevos obstáculos.
Los balleneros que residían allí le advierten que había hielo mucho mas al
Norte de lo que había sido lo habitual desde hacia muchos años y le recomiendan
que retrase su expedición hasta el año siguiente. Shackleton se queda varias
semanas en Georgia del Sur, confiando en que se produzca algún cambio en los
hielos.
Sin embargo, el Endurance parte hacia la Antártida un mes
más tarde, el 5 de Diciembre de 1914.
3. Primeras semanas a bordo:
El 7 de diciembre de 1914 se avista el primer bloque de
hielo. Lo sorprendente era que aún se hallaban a una distancia considerable de
la Antartida y a mediados del verano en el hemisferio sur.
El ritmo se hacía más lento.
En Nochevieja, el Endurance se atascó entre dos témpanos,
pero logran librarlo.
El 10 de enero de 1915, tras semanas esquivando témpanos
de hielo, avistaron la Antártida.
El Endurance se aproximaba al destino esperado, pero los
icebergs le obligan a meterse mar adentro. Las condiciones climáticas eran
tremendas y el barco queda atrapado a 130 km. de la costa, el da 18 de Enero de
1915, sin posibilidad de liberarlo del hielo que lo cierra.
4. Invierno en el Endurance:
Shackleton decidió aprovechar el invierno de una manera
productiva, por lo que estableció un plan de actividades para todos cada día:
cazar, repasar y revisar el barco, hacer guardias, audiciones de música,
teatro,... estar alerta a si el hielo los liberaba, etc. Un miembro de la
tripulación recuerda: " ... cuando estaba a tu lado conversaba contigo de
una forma bastante íntima, preguntándote de dónde venias, qué cosas te
gustaban, qué parte de tu trabajo te agradaba más..."
Los días se convierten en semanas, y las semanas en
meses. El hielo sigue atenazando al barco. A finales de abril, las horas de luz
se hicieron mas y mas cortas hasta que a primeros de mayo la tripulación se
encuentra en la completa oscuridad de la noche antártica.
Antes de que llegara la oscuridad total, los hombres se
habían dedicado a cazar focas y habían almacenado unos 2.300 kg. de carne y
grasa. La temperatura media era de 27º bajo cero.
El 13 de julio la temperatura exterior era de 34º bajo
cero. En los meses de invierno, millones de toneladas de hielo se habían movido
y presionaban ai Endurance por todos los lados, poniéndole en grave peligro.
Shackleton llama a Worsley a su camarote y mantienen una
conversación que este ultimo nunca olvidaría. Hasta ese momento, la misión de
los miembros de la tripulación había sido esperar a que pasara el invierno y
confiar en que el verano siguiente se movería. La frase de Shackleton fue:
"El barco no va a aguantar así... Lo mejor que puedes hacer es
concienciarte de que esto es sólo cuestión de tiempo. Aguantará unos pocos meses,
unas pocas semanas o quizá unos pocos días. Wild y yo sabemos lo que sientes
por el Endurance, pero lo que el hielo atrapa... el hielo se lo queda".
5. Se abandona el barco:
El 27 de octubre Shackleton ordena a la tripulación el
abandono definitivo del barco.
El plan inicial de Shackleton era intentar caminar por el
hielo para llegar a la Isla Paulet, que estaba a 570 km. al noroeste. Este plan
era muy peligroso porque solo 6 de los 28 hombres tenían experiencia en marchas
a través del hielo. Habría que tirar de los botes por el hielo y eso podría
hacer que los botes se estropearan definitivamente y no pudieran navegar una
vez alcanzadas aguas navegables.
La marcha demostró ser mucho más difícil de lo que Shackleton
había imaginado. Los botes llenos de provisiones pesaban más de 1 tonelada cada
uno, y el fino hielo hacia que la tarea de arrastrarlos fuera casi imposible.
6. Vida sobre el hielo:
A la vista de las dificultades de esa alternativa, Shackleton
ordena el 1 de noviembre de 1915 que se establezca un campamento estable en un témpano
de hielo de unos 6 metros de grosor, al que se le dio el nombre de
"Campamento Océano". Shackleton dividió a los hombres en 5 tiendas,
eligiendo a un hombre de psicología fuerte para cada una de ellas.
Como siempre, Shackleton ordenó que la tripulación se
mantuviera ocupada. La mayoría de los hombres pasaban largas horas cazando
focas, utilizando cuchillos, picos para el hielo y cualquier otro tipo de arma
que improvisaban.
Shackleton convoca a una reunión a Wild, Worsley y
Hurley. Aunque Hurley no tenía experiencia ni categoría de oficial a bordo,
tenia una magnifica habilidad y capacidad para la supervivencia y un espíritu
independiente. Haciendo que Hurley estuviera siempre cerca y bien informado, Shackleton
intentaba mantenerlo bajo control.
El 21 de noviembre, casi cuatro semanas después de que lo
abandonaran, el Endurance se hunde totalmente con gran estruendo y con los
hombres contemplándolo: "Chicos, esto se acaba. Mirad a nuestro barco en
su agonía de muerte. Sin él, nuestra soledad está más presente. Nuestra
desolación más completa".
En las semanas que siguieron, un ataque agudo de ciática
confinó a Shackleton en su saco de dormir. Mientras estaba parado, pensaba cómo
mantener el control sobre sus hombres. Uno de sus hombres escribió que, a pesar
de su inmovilidad, el jefe estaba constantemente al tanto para descubrir
cualquier brecha en la moral de su gente, o cualquier problema, de tal manera
que pudiera corregirse de inmediato.
Utilizando instrumentos de navegación, la tripulación
vigilaba los movimientos del hielo sobre el que estaban acampados, esperando
que los vientos y las corrientes los llevasen hacia el Norte, a la isla Paulet.
Pero los cálculos realizados a mediados de diciembre les indicaron que estaban
siendo llevados en dirección opuesta a tierra. Shackleton consultó con Wild y
Huriey acerca de una segunda marcha hacia tierra, ya que pensaban que podrían
encontrar una salida al mar abierto unos 250 6 300 km. hacia el oeste. Se
decidió caminar de noche, cuando el hielo estaba más duro y era más difícil arrastrar
los trineos.
La marcha comienza el 23 de diciembre de 1915. Avanzaban
solamente 2,5 km. diarios, lo que desanimaba sobremanera a la tripulación. Dos
das después, Shackleton escribió: "Hemos caminado durante siete días.
Hemos avanzado 12 km. en línea recta y a esta velocidad tardaremos 300 días en
conseguir llegar a tierra firme. Como sólo tenemos comida para 42 días, no hay
otra alternativa más que acampar otra vez y armarnos de paciencia hasta que las
condiciones climáticas nos permitan intentar una salida viable."
La tripulación dio al siguiente campamento el nombre de
"Paciencia" y se dispusieron a esperar que las corrientes los
acercaran a la isla Paulet.
Las provisiones empiezan a escasear. Los hombres
intentaban cazar focas, pingüinos y ocasionalmente, leones marinos para su
manutención. A mediados de enero, no se podía seguir alimentando a los perros,
por lo que Shackleton ordena que la mayoría fuesen sacrificados, lo que afectó
mucho a la tripulación.
La dureza del clima mantenía a los hombres confinados en
sus tiendas la mayor parte del tiempo. Por las noches, Shackleton dividía su
tiempo entre las tiendas, recitando poesía, cantando o jugando a las cartas con
sus hombres, según el ambiente de cada tienda. Shackleton intentaba así hacer
que el tiempo transcurriera para sus hombres de la mejor manera. Pero el descanso
era prácticamente imposible porque los sacos de dormir, húmedos durante el día,
se congelaban por la noche. Y así pasaron meses.
7. En los botes:
Ante la cada vez más difícil situación en el campamento, Shackleton
decide intentar llegar a isla Elefante con los botes.
El 9 de abril de 1916, 15 meses después de que el
Endurance hubiese quedado atrapado en el hielo, Shackleton da la orden de
lanzar los botes al agua para ir a tierra firme.
El hielo rodeaba los tres botes. Según iban avanzando, el
hielo se cerraba tras ellos y las orcas emitían unos terribles sonidos.
Uno de los hombres escribió en su diario: "Nuestro
primer día en el agua fue uno de los más fríos y peligrosos de la expedición.
El hielo nos rodeaba sin piedad. Estábamos en una carrera contrarreloj para
mantener los botes en aguas abiertas... Tentamos pocas vías para evitar que
grandes masas de hielo nos aplastaran como a nueces".
Los días siguientes en los botes fueron igualmente
tremendos. Continuas tormentas de nieve, capas de hielo dentro y fuera de los
botes, una sed inmensa al no tener agua potable, olas que amenazaban con volcar
los botes, enorme descenso de las temperaturas por las noches, congelación de
manos y pies... hacen que el descanso a bordo sea poco menos que imposible.
8. Isla Elefante:
El 15 de abril de 1916 la expedición alcanza Isla
Elefante y los hombres pisan tierra firme por primera vez en 16 meses.
La isla no era nada acogedora. Era un trozo de tierra inhóspita cubierta de hielo. Tras el entusiasmo inicial, los hombres empezaron
a sentirse decepcionados y desesperados.
Cuando Shackleton preguntó al Dr. Macklin cuánto tiempo podrían
los hombres aguantar en la isla, éste respondió que aproximadamente un mes. Finalmente,
resistieron cuatro meses y medio.
Las condiciones en que estaban los hombres, su salud y la
escasez de provisiones fuerzan a Shackleton a tomar una decisión critica:
"La situación en la que nos encontrábamos me llevó a la conclusión de que
era necesario viajar cuanto antes en busca de ayuda. El puerto mas cercano era
Port Stanley, en las Malvinas, a 870 km: "pero difícilmente podíamos soñar
con llegar allí en un pequeño bote con apenas capacidad de navegación, dados
los vientos del noroeste." La isla de Georgia del Sur, a 1.300 kilómetros
al noroeste, era un objetivo mas factible porque los vientos les llevarían casi
sin esfuerzo. Worsley y Wild eran conscientes de la necesidad del intento y
ambos pidieron a Shackleton que los llevara con él. Pero Shackleton eligio a Worsley
por sus habilidades para navegar, a Crean por su fortaleza y espíritu de
trabajo, a McNish por sus habilidades como carpintero y marinero, a McCarthy
por su actuación en la travesía en bote y a Vincent por su fortaleza física.
Una ventaja añadida de llevar consigo a McNish y a Vincent era que, dado el carácter
de ambos, podrían ser un "contaminante" para los demás si quedaban en
isla Elefante.
Shackleton decidió dejar a Wild al mando de los 22
hombres que quedaban esperando ser rescatados en Isla Elefante.
Los hombres se pusieron inmediatamente, bajo el mando de
Wild, a construir una cueva de hielo, pero el resultado fue pésimo. Lo que
hicieron durante los tres días siguientes fue construir un refugio con los dos
botes restantes. En ese refugio vivieron y durmieron 22 hombres durante 4
meses.
FRANK WILD:
Frank Wild fue quien manejó la mayoría de las quejas y quien
resolvió con éxito los conflictos entre la tripulación, gracias a su compasiva
capacidad de escucha.
Wild nunca dudó en asumir y ejecutar las tareas más
difíciles. Cuando Shackleton ordenó sacrificar a los perros y animales, asumió
la nada fácil tarea de ejecutar a la Señora Chippy, la gata del carpintero
McNish. Este ultimo no perdonó nunca a Shackleton esa orden, aunque a Wild
nunca le recriminó su acción.
Cuando Shackleton y sus acompañantes partieron en el bote
en busca de ayuda, Wild estableció las futuras actitudes y rutinas que debían
mantener los hombres, de forma concisa y eficaz. En el momento de la partida,
Orde-Lees dijo en voz alta "quizá este sea su final". Wild escribió:
"Casi le parto la cabeza con una piedra, pero me conformé con decirle unas
cuantas cosas en un lenguaje de la peor clase." Esto era algo que
Orde-Lees odiaba.
Bajo el liderazgo de Wild, los hombres fueron obligados a
trabajar. Wild desaprobaba totalmente el que alguien estuviera con "cara larga",
aunque siempre se mostró escrupulosamente justo. De forma similar a Shackieton,
Wiidi no temía castigar a un hombre en particular, siempre para el bien
superior del equipo. De hecho, amenazó con castigar a Orde-Lees por su cinismo
y su facilidad para generar mal ambiente. De hecho, Orde-Lees escribió en su
diario que le ponía enfermo el desenfrenado optimismo de Wild.
Pero cuando fueron rescatados, mostró su gratitud hacia
Wild por ayudarlos a salir adelante con 11 s boyante optimismo, su férrea
determinación, experiencia sin igual y su carácter calmado."
El Dr. Macklin describió el buen ánimo de Wild, quien era
respetado por todo el mundo. Cada mañana despertaba a los hombres con la
siguiente arenga: "Despertaos y a trabajar! El Jefe puede llegar hoy
mismo".
Willd personificaba el optimismo de Shackleton. En su
diario escribió: "Seguramente el Jefe, quien nos ha llevado con valor y
con bien por esta traumática experiencia, nunca nos habría dejado en este
refugio para morir miserablemente".
Se establecieron rutinas de trabajo y de esparcimiento.
Había una hora para fumar, tenían que mantener el fuego siempre encendido,
traer carne del almacén, hacer las reparaciones necesarias y atrapar pájaros.
Además, tras el desayuno había que fabricar aceite para las lámparas. Esto
requería practica: sobre un fuego muy caliente, se situaban tiras de piel de
pingüino; el aceite caía en un recipiente y con ese aceite se llenaban las lámparas.
Si no había trabajo que hacer, se les enviaba fuera del refugio durante una
hora para dar un "paseo marítimo". Los hombres hacían bromas
quejándose de que siempre veían las mismas caras.
Orde-Lees, el almacenero, era muy impopular porque
exigía, a cambio de cualquier golosina que le pedían, raciones enormes de azúcar.
El día de su cumpleaños, Orde-Lees sacó de su escondite siete latas de
sardinas. Tenia una especie de "nido de urraca" lleno de cosas que
había ido sacando de aquí y allá. Los hombres querían birlarle todas esas cosas
para atormentarle. Pero Wild amenazó con castigar a quien robara cualquier
objeto ajeno.
A finales de agosto, el hielo lo cubría todo y, dado que
los pingüinos y focas habían cambiado de lugar para pasar el invierno, las
raciones escaseaban. Se estableció un menú diario severísimo. Los hombres hacían
maniobras sucias para comer de más de la cacerola común.
Sin embargo, lo peor no eran las penurias físicas, sino
la sensación de aprisionamiento producida por la inercia mental y física. Cada día
era una sucesión de miedo, miseria e hilaridad exagerada, con la más atroz monotonía
entre medias. Lo peor era la sensación de "no tener nada que hacer".
En este momento algunos hombres se quejaban de la decisi6n de Shackleton de
hacerles tirar objetos personales cuando abandonaron el Endurance. La respuesta
de Wild fue que quizá el abandono de esos objetos había sido la tabla de salvación
en la travesía hacia Isla Elefante.
El Dr. Macklin había escrito en su diario, el día 1 de
agosto, que solo les quedaba combustible para seis días y dos días de carne de pingüino
y foca.
El 30 de agosto vieron un barco en el horizonte que se
iba acercando. Todos se conmovieron cuando a la pregunta de Shackleton de si
todos estaban bien, Wild respondió: "¡Todos bien, todos a salvo!".
Cuando les rescataron Orde-Lees escribió que estuvieron
con frecuencia sin comida, mojados, viviendo a oscuras, entre suciedad y
miseria, sin asearse ni cambiarse de ropa durante meses.
Hussey dijo que hubieran muerto de inanición una semana más
tarde. En lugar de mostrar resentimiento, describió la isla como "nuestra salvación".
Macklin escribió en su diario el día de la partida: "Volveré". Y lo
hizo, regresando en el Quest en 1922, tras la muerte de Shackleton. En ese
momento dijo que la isla era "el hogar de los vientos más terribles"
y exclamó: "¿Qué loco impulso es el que me trae de nuevo a estas regiones
abandonadas?".
9. El viaje en el bote Caird:
El 24 de abril de 1916 un bote de 6,7 m. de eslora parte
de Isla Elefante llevando a Shackleton y cinco hombres más, víveres para seis
semanas y algunos dispositivos de navegación.
El primer día de navegación el tiempo fue bueno, permitiéndoles
avanzar unos 75 km. El segundo día el bote se ve envuelto en una violenta galerna,
lo que hizo que Shackleton dividiera al grupo en dos equipos que alternaran el
descanso con el trabajo de navegar y achicar agua.
Incluso para aquellos que estaban en el turno de
descanso, cada hora era dolorosísima. Los sacos de dormir se colocaron en la
proa del barco, en un espacio de 1,5 x 2,15 m, a que solo podía accederse arrastrándose
por el suelo.
El James Caird se hace a la mar desde la costa de la isla Elefante, 24 de abril de 1916 |
El 4º día habían recorrido 380 km. de los 1.300 que les
separaban de Georgia del Sur. EI dolor físico atormentaba a los hombres cada
momento: la piel quemada por los vientos, el hielo y la sal, las piernas entumecidas
constantemente por tenerlas inmersas en el agua del suelo del bote, las manos
abrasadas por la congelación.
Al octavo día de navegación, se dieron cuenta de que el
bote permanecía quieto, sin las continuas subidas y bajadas debidas a las olas.
El problema era que esta estabilidad era debida al hielo, que cubría cada pieza
de madera, las velas y las maromas del bote. Empezaron a quitar el hielo, cosa
muy difícil porque tenían que estar en constante equilibrio en una superficie
helada.
Sin embargo, el momento mas duro del viaje estaba por llegar.
A medianoche avistan lo que parece ser una franja de claridad al sur-suroeste.
Pero Shackleton se da cuenta de que lo que en realidad están viendo es la
cresta de una ola gigante. Una ola como jamás había visto ninguno de los que
estaban ahí. Milagrosamente, la ola pasó por debajo de ellos levantando el bote
y volviéndolo a posar en el mar, sin daño alguno.
Tras dos semanas en el mar, el Caird estaba a 130 km. de
la isla Georgia del Sur. Shackleton ve que era vital que tomaran tierra cuanto
antes. Las reservas de agua potable estaban contaminadas por el agua salada. La
sed era torturadora y tenían serias dificultades hasta para tragar saliva.
Aunque su destino final era la estación ballenera de Grytvyken, en la costa
este de la isla, el jefe se da cuenta de que era imposible navegar los 250 km.
que les separaban de la estación, por lo que decide atracar en la deshabitada
costa oeste.
Al día siguiente, tras cinco intentos frustrados de
atraque por un huracán, el bote toca tierra.
10. Cruzando Georgia del Sur:
Los seis hombres habían conseguido lo imposible: navegar
en un pequeño bote durante 1.300 km. en uno de los mares más turbulentos de la
tierra.
Pero aún estaban lejos de poder conseguir un buque para
rescatar a los 22 hombres de Isla Elefante.
En la primera noche en tierra, una tormenta destroza el
bote, dejándolo inservible. Sólo había una salida viable: alcanzar la estación ballenera
en la costa opuesta. Les separaban 45 km, pero el interior de la isla era un
espacio nunca había sido cruzado por ningún hombre.
Decidió que Worsley y Crean le acompañaran, mientras que
los otros tres (McNish, Vincent y McCarthy), ya agotados y enfermos, se quedaran
esperándoles en la costa, protegidos con lo que quedaba del bote Caird.
La maraña del 19 de mayo de 1916 partieron rumbo a su
destino, con víveres para tres días, dos compases, unos binoculares, una pequeña
estufa, un gran carrete de cuerda y un hacha para el hielo. Para mejorar la sujeción
de sus botas al hielo, McNish les acopló a las suelas unos tornillos que había
rescatado del bote y que hacían las veces de crampones.
Un error de cálculo les lleva a descender una ladera sin
salida, por lo que tienen que volver a subirla con grandes dificultades. Para
enfrentar esta dificultad Shackleton establece un minuto de descanso cada 15
minutos de marcha y una toma de alimento caliente cada cuatro horas para
combatir la extenuación.
Tras varias horas llegan a una pequeña formación montañosa
con cinco cimas. Suben la primera y descubren que no hay salida, por lo que
vuelven a bajar. Lo mismo ocurre con la segunda y tercera. Suben la cuarta cima
y Shackleton comprende que o llegan a la estación cuanto antes o se mueren, así
que en vez de bajarla andando decide que lo hagan desliándose por el hielo.
Toman algo caliente y continúan la marcha.
Justo antes del amanecer del 20 de mayo, tras 24 horas
caminando sin descanso excepto para las breves comidas, los tres hombres se
detienen momentáneamente. Crean y Worsley caen en un profundo sueño. Shackleton
sabe que no puede dejarles que se duerman, porque supondría una muerte segura
por congelación. Les deja dormir cinco minutos y les despierta.
Siguen andando y, por fin, a las 7 de la mañana oyen la
sirena que anunciaba el inicio de la jornada laboral en la estación ballenera. Habían
llegado y quedaba salvar a sus compañeros, que son rescatados después de varios
intentos cuatro meses después.
TODOS SOBREVIVIERON
Gracias
ResponderEliminarGracias a ti.
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